
Querida y hermosa mujer,
que para ti no hay descanso,
hacendosa e infatigable,
tú que no sabes de días feriados.
Tú que vives pendiente
del aseo de la casa,
la comida y el lavado.
*
Tu trabajo es de un valor
incalculable:
Gracias le doy a Dios
por ser como eres.
De Eduardo Becerra
a su esposa
Jaqueline Montenegro
08 de marzo, 2005